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Fecha de publicación: 28-09-2021 13:08

En torno a 1750, en el contexto de revolución cultural, social, tecnológica y científica impulsada por la Ilustración, se llevaron a cabo una serie de cambios en la producción del papel. Debido a la escasez de materias primas derivadas de la fuerte demanda de papel, el hasta entonces tan demandado papel antiguo hecho de fibras de trapo se vio sustituido por el papel mecánico o continuo -fabricado en máquinas de fabricación de papel- lo que provocó que se perdiera el formato tradicional del bifolio. Otra mejora significativa que se introdujo durante estos años fue el blanqueamiento de los trapos de color con cloro.

 

 

Impresora. Museo Histórico Militar de Valencia, MTV-1929

Impresora. Museo Histórico Militar de Valencia, MTV-1929

 

 

Además, en 1843 se introdujo una nueva materia para la elaboración de la pasta de este nuevo soporte: la madera de los árboles, en detrimento de los trapos y la paja. Este invento, la obtención del papel de la madera por procedimientos mecánicos, fue obra del alemán Friedrich Gottlob Keller. Este material, compuesto por celulosa pero también por lignina y pectina -productos degradables- ha  generado muchos de los problemas de conservación de este tipo de papel. Como contrapartida, es un tipo de soporte que permitió la confección de numerosas variantes y tipos de papel.

 

 

Expediente de justicia militar de Torcuato Requena Ortiz. Archivo General e Histórico de Defensa, sumario 100012, caja 3963/5.

Expediente de justicia militar de Torcuato Requena Ortiz.

Archivo General e Histórico de Defensa, sumario 100012, caja 3963/5.

 

 

Las autoras de la obra El papel en los archivos M. D. Díaz de Miranda y Macías y A. M. Herrero Montero, obra publicada por la Editorial Trea, señalan varias clases de papel continuo: papel para escritura, papel para impresión y papel para planos o dibujo técnico.

 

 

Bocas del Toro y Punta de San Juan en Costa Firme. Carta manuscrita en papel transparente. 1824. Archivo Museo Naval de Madrid. MN-13-E-5

Bocas del Toro y Punta de San Juan en Costa Firme. 1824.

Carta manuscrita en papel transparente. 

Archivo Museo Naval de Madrid. MN-13-E-5

 

 

Podemos resumir este innovador método de fabricación en una serie de pasos:

  • el lavado de la madera mediante la aplicación de agua a presión para retirar las posibles partículas adheridas a la madera;
  • el descortezado: operación fundamental ya que la cantidad de madera que debe utilizarse es mínima.

 

Una vez tratada la madera se introduce en la unidad correspondiente para separar las fibras que constituyen el esqueleto de la madera. En esta etapa se acondiciona la materia prima para dar lugar a tres tipos de pasta: mecánica, química y semiquímica.

 

El papel hecho a partir de la pasta mecánica es suave, voluminoso, absorbente y opaco, aunque su calidad es bastante pobre porque tiene una gran cantidad de lignina y agentes clorados no eliminados en su totalidad después del proceso de blanqueo. En nuestros Archivos conservamos documentación escrita sobre este tipo de papel debido a sus ventajas: el bajo coste de producción y la buena absorción de la tinta en las prensas de impresión de alta velocidad de periódicos, revistas y publicaciones similares.

 

 

Ejército Popular. Periódico mural del Comisariado del Ejército de Levante. Archivo General Militar de Ávila.  AGMAV, I. 1, 3

Ejército Popular. Periódico mural del Comisariado del Ejército de Levante.

Archivo General Militar de Ávila. AGMAV, I. 1, 3

 

 

La pasta química es aquella que se produce al obtener la celulosa de la madera a partir de tratamientos con reactivos químicos. Se utiliza en los papeles de impresión, soportes para estucados y, en general, para papeles de calidad.

La pasta semiquímica es aquella obtenida mediante la combinación de los dos tratamientos anteriormente citados.

Además, existen otros tipos de procesos de producción de pulpa a partir de otras materias primas o productos ya elaborados: fibras no leñosas, trapos, fibras secundarias y fibras sintéticas.

 

La adopción de estas máquinas vino de la mano de las mejoras ocasionadas por el proceso conocido como Primera Revolución Industrial. España, ajena en los primeros tiempos a los cambios producidos por aquella, vio cómo el proceso de difusión de la máquina continua fue más tardío y lento que en el resto de los países de Europa Occidental, instalándose la primera máquina en Manzanares el Real en 1836. Sin embargo, medio siglo después, el número de fábricas en España seguía siendo escaso, por lo que el papel utilizado en esa época continuó siendo mayoritariamente papel de tina y, en algún caso, el papel procedente de la exportación.

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