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La Biblioteca Virtual de Defensa incorpora más de cien nuevos manuscritos de la Biblioteca Central Militar

Data de publicación: 16-09-2022 08:27

Uno de los últimos conjuntos de obras incorporadas a la Biblioteca Virtual de Defensa es una selección de obras manuscritas e impresas litografiadas a partir de manuscritos que datan, algunos, del siglo XVIII y, predominantemente, del siglo XIX y principios del XX.

 

Hay dos subconjuntos de obras a señalar según su contenido; uno cubre las disciplinas científicas y técnicas militares que se impartían en los diferentes centros de enseñanza militar; y otro, son obras de diverso cariz escritas por ingenieros militares que en sus misiones y campañas narraban observaciones, descripciones tácticas,  geográficas, etc.

 

Entre los autores del primer grupo de obras destacan personalidades importantes en el ámbito  científico y militar en España, relacionados con academias de formación militar españolas así como de otras academias extranjeras (francesa, austriaca o alemana). Algunos de los textos son traducciones hechas a mano de los textos publicados en esas otras lenguas y que servían de manuales de estudio en dichas academias militares.

 

Se destacan:

 

Tomás de Morla fue un militar ilustrado, docente en la Academia de Artillería de Segovia, que impartía las materias de Artillería, Fortificaciones, Pólvoras y Metalurgia. Desde 1787 a 1791 viajó comisionado por Carlos III a Francia, Inglaterra, Irlanda, Holanda, Bohemia, Sajonia, Prusia y Austria con el  objetivo principal del acopio de datos e información que pudieran ser útiles a la industria militar española (a cargo del Cuerpo de Artillería), en un intento evidente de no permanecer al margen de la revolución industrial y el despegue científico-tecnológico europeo. Como resultado de sus informes, redacta entre otros textos, las Noticias sobre la constitución militar prusiana.

 

El Conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea, Director General de Artilleros e Ingenieros y Coronel del Regimiento de Artillería, entre otros cargos y funciones, quiso poner orden en las maestranzas y fundiciones y reorganizar el Cuerpo; entró en disputas con el Ministro de la Guerra del rey Fernando VI, Sebastián de Eslava,  a raíz de lo cual escribió Desavenencia del Conde de Aranda con el Ministro de la Guerra en 1758.

 

Pedro de Lucuce fue Director de la Real Sociedad de las Matemáticas, época en que escribió Examen de la verdad, colección de ochenta documentos con los que el ingeniero justificaba tanto la labor de la Sociedad como su dirección.

 

Domingo Belestá fue maestro de Matemáticas en la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona de la que fue su último director hasta que esta cerró en 1802. Dos de sus obras son: Modo de fabricar las cañerías perpetuas  y Tratado de la fortificación sencilla y arte de construir los muros para mejorar la defensa de las plazas y retardar los ataques de las mismas.

 

Diego de Alvear y Ponce, guardiamarina de la Armada desde 1770, fue destinado al Virreynato del Río de la Plata por el rey Carlos III para participar en la delimitación de la frontera entre los territorios portugueses y españoles. Concretamente, le correspondió estudiar la zona de los ríos Paraná y Paraguay. Entre los estudios e informes que hizo se encuentran las obras que comprende el Diario de la segunda partida de demarcación de limites entre los dominios de España y Portugal en la América meridional.

 

Miguel Hermosilla y Carvajal, ingeniero militar, fue nombrado Ingeniero Director de las obras del Canal del Río Manzanares hasta Aranjuez. Para este proyecto, elaboró un dictamen sobre la necesidad y utilidad de continuación de dicho Canal; su estudio es el Proyecto para la continuación del Real Canal de Manzanares, con un manifiesto del motivo de su construcción. En 1792, levantaba el Mapa del canal de Manzanares hasta el Real Sitio de Aranjuez.

 

El segundo subconjunto de obras es sobre relatos personales, biográficos de militares ilustres, campañas militares en territorios como Marruecos, descripciones geográficas (como la de Portugal o de las costas de España y de sus posesiones en África), relatos históricos (como la Guerra de los 30 años), etc.

 

Con frecuencia los textos se acompañan de mapas, láminas plegadas de gran formato de material militar y todo tipo de dibujos.

 

Son obras que provienen de la antigua Biblioteca de Ingenieros del Ejército y del Archivo Facultativo de Artillería cuyos fondos entraron a formar parte de la Biblioteca Central Militar cuando ésta se creó, en 1932.