Tras el ataque del contralmirante británico Horacio Nelson a Santa Cruz de Tenerife, en julio de 1797, se puso de manifiesto la necesidad de completar la defensa de la Plaza con una fortificación en la «Huerta de los Melones», junto al barranco de Almeyda, lugar en el que ya existían diversas baterías artilleras. En 1656 se construyó la batería de San Antonio, denominada después de Santa Isabel. En 1742 se emplazó otra batería, la del Pilar y a finales del siglo XVIII la batería de Santiago o Provisional de Los Melones.
La construcción del Fuerte de Almeyda se inició el 6 de noviembre de 1859 y finalizó en 1884. Conforma así un conjunto donde confluyen técnicas constructivas del sistema defensivo Vauban con elementos arquitectónicos de la primera Revolución Industrial española (segunda mitad del siglo XIX).