La gran cantidad de artillería que se instaló en la Plaza de Cartagena exigía instalaciones que pudieran hacer frente a las necesidades surgidas y así, durante el reinado de Carlos III, dieron comienzo las obras del edificio del Real Parque y Maestranza de Artillería, proyectadas por el ingeniero militar don Mateo Vodopich en 1777 y finalizadas en 1786.
El edificio fue también centro neurálgico durante el Trienio Liberal y la sublevación de Espartero. En 1874, durante la guerra cantonal, fue alcanzado por una granada procedente de una batería isabelina que sitiaba la ciudad. El proyectil, que no hizo explosión, se aloja aún en la fachada este del primer piso. En 1939, el edificio se convierte de nuevo en un baluarte de resistencia para los sublevados.