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En la confluencia de los ríos Eresma y Clamores se levanta majestuoso el Alcázar de Segovia.  Su posición defensiva privilegiada hizo de él una fortaleza infranqueable durante la Edad Media, época en la que vivió su máximo esplendor como residencia de los reyes de Castilla.  Declarado monumento histórico-artístico en 1931, el Alcázar de Segovia se ha convertido en uno de los símbolos de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad y su particular perfil, reconocido dentro y fuera de nuestras fronteras, representa el arquetipo de castillo asentado en el imaginario colectivo.

Su gestión recae desde 1951 en el Patronato del Alcázar de Segovia, creado por Decreto de 18 de enero del mismo año con la misión de velar por la conservación, uso y disfrute del monumento.  El mismo Decreto dispone, además, el usufructo perpetuo del Alcázar por el Ejército, con destino y adscripción al Arma de Artillería.  Por Orden de 19 de mayo de 1953 se aprueba el Reglamento del Patronato, constituido por un general del Arma de Artillería, designado por el Ministerio de Defensa, como presidente; el presidente de la Diputación y el alcalde de Segovia; dos vocales designados por el Ministerio de Cultura y Deporte; y dos vocales militares: uno el coronel director de la Academia de Artillería y otro un jefe del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos designado por el Ministerio de Defensa.